lunes, 2 de julio de 2012

"¿Un amor imposible?" Capitulo 24












“____, preciosa, lo siento. No debí tratarte como te traté anoche, te juro que lo siento. Estaba ebrio, y molesto. No sabía lo que hacía. ¿Dónde estás? por favor responde.” 

Justin Bieber… ¿pidiéndole disculpas? ¿Enserio? no podía creerlo. Aún tenía su celular pegado a la oreja. ¿Debía volver? acababa de llegar a Nueva York. Bueno, de todas formas ya está aquí, y no hay nada que hacerle. 

Era un verdadero milagro que él le pidiera disculpas. ¿Estaría dispuesta a regresar? No, después de todo igual algún día tendría que volver a su apartamento, no se la pasaría toda la vida con él. No hay nada que los une, nada importante, o eso se decía. Aunque debía admitir que lo extrañaba, a pesar de su actitud, y de otras cosas. Su sonrosa única, y esa hermosa mirada. 


Ahora sentía la soledad de su apartamento, y el frío del día. Todo estaba igual, nada estaba cambiado. Ordeno algunas cosas, y tomó una ducha para relajarse. No podía, tenía un nudo en el estomago. Justin, Justin y Justin. ¿Por qué él se apodera de su maldita mente? ¿Acaso es una enfermedad? lo mejor era distraerse, y olvidarse de la existencia de él… 


Buscó las llaves de su auto, tomó su bolso y se dirigió al centro comercial. Distraerse comprando, era lo mejor. Vestía normal, con una blusa azul, y unos jeans ajustados. No llamaba la atención de nadie, esa era su intención al igual que siempre. Iba caminando por el pasillo, y se quedó parada mirando como estúpida Victoria’s Secret. Soltó una risita al recordar cuando Justin y ella estuvieron allí en Canadá. El recuerdo fue interrumpido por el grito de algunas personas a sus espaldas. Como instinto volteó rápidamente, y se encontró con lo último que se pudo imaginar. No pudo moverse ni un centímetro cuando ya toda la vista se le nubló. Los hombres de Jeremy ya la tenían.


*** 


___ volvió abajar la mirada, tratando de contener las lágrimas. Las muñecas le dolían de lo tan fuerte atadas que estaban, sus piernas temblaban y era inevitable no sudar por el sofocante calor de la habitación. Tal vez no era la habitación, si no ella. Estaba nerviosa, cualquiera lo estaría en su lugar. Pero no gastaría sus últimas energías llorando, ni tratando de pensar que se salvaría de esta. Como dicen, la esperanza es lo último que se pierde, bueno, ahora perdió todo. Trataba de no arrepentirse de muchas cosas en la vida, y tratar de ver todo ese dolor que sufrió como algo positivo, quela hizo fuerte. Esperaba ser algún día ser perdonada por todos sus pecados, realmente estaba arrepentida, pero así es la vida. Si esos serían sus últimos pensamientos, trataba duque fueran buenos. De alguna forma sabía que algún día moriría así, o tal vez debió suceder hace tiempo. Si, muchas lagrimas se hubiera ahorrado si de una vez por todas la hubieran matado antes. En eso recordó a Justin, y lo maravilloso que puede llegar a ser. Lo extrañaba, y a pesar de que no quería volver con él, sentía un hueco en el estomago pensando en que nunca más lo vería. Aunque tuviera defectos, era considerado en la vida de___ como muy importante, yaqué no tenía a nadie más. Amigos no, ¿su madre? murió hace años de la peor forma. ¿Su padre? la última vez que lo vio, fue cuando la mandó a matar a Justin –rió con ironía y amargura al recordarlo -. Ahora solo le quedaba esperar…

***

-¿Estas seguro? - preguntó Justin alarmado, mientras conducía lo más rápido posible donde las indicaciones de Ryan.

-si, dudo que haya otro lugar en NY donde la llevaría 

-ok –colgó, sin quitarle la vista al camino. Fue bajando rápidamente a uno de los sectores más bajos y humildes de NY, también de los más peligrosos. Las calles no estaban muy limpias, y las caras de la gente no se veían muy buenas. Justin ignoró por completo todo eso, se centro en buscar un sector con bodegas abandonadas, donde posiblemente estaría ___. Estacionó el auto a unas dos cuadras de ahí, y camino a paso rápido. Se ocultó en un callejón oscuro, esperando a que Ryan le diera la señal. Solo que no se esperaba encontrarse con algunos inconvenientes…

*** 

Dos gorilas enormes no le quitaban una asquerosa mirada de encima. Permanecían haciendo “guardia”. Como si __ fuera capaz de escapar, y si pudiera, no lo haría. Seguía con la mirada fija en sus pies, dejando que su mente fuera invadida por miles de recuerdos. Se sentía mierda, pero bueno, qué más da. La habitación estaba poco iluminada, sucia, y hacía mucho calor. ¿Una forma muy digna de morir, no? cualquiera en su lugar lucharía, gritaría, o almenas haría un movimiento con la intención de escapar, de sobrevivir, pero ella no. 
Un hombre no muy alto, de normal estatura, con un traje negro hecho a la medida, y una sonrisa victoriosa, entró a la lúgubre habitación, y como acto seguido los dos enormes hombres se marcharon de ahí. 
Al parecer este era un juego, uno en el que él había ganado. Muchos años de su vida se centraron en la venganza, que ahora tenía al frente de sus ojos. La haría sufrir, sufrir hasta su último segundo de vida, desquitarse con ella por todo su pasado. No era justo, pero nada lo haría cambiar de opinión. 
Se inclinó un poco hacía ___, que ahora no tenía expresión alguna en su rostro. Tanto tiempo esperando el momento, solo por venganza. Una venganza que no le hacía bien a nadie. 
Ella seguía con la cabeza baja, si sabía de su presencia, de hecho ni siquiera tenía que voltear para saber quién era. 

-hola preciosa – sonrió con descaro. Se molestó al ver lo poco que le importaba a ella. Seguramente se esperaba algún “Déjame ir” “por favor no me hagas daño” o por ultimo alguna lagrima, pero no. solo la veía indiferente, sumergida en sus pensamientos. 

-¿no hablarás? – dijo con un tono más alto de voz. Si algo lo enfurecía es que no hablaran, que lo ignoraran. Con ambas manos la tomó del rostro, y le subió la mirada. ___ al ver la cara de ese señor, encontró algo de parecido a Justin. Tal vez por fuera se parecieran, pero por dentro eran dos personas distintas. 

-¿Cómo esta Justin? – le dijo con una sonrisa sínica, ___ de inmediato abrió mas los ojos. ¿Acaso el sabía sobre…? – bueno, yo solo pregunto ya que estuviste un buen rato con él. – Esa sonrisa fingida, se le borró de un segundo a otro, siendo remplazada por una mirada de odio – es un traidor, un maldito cobarde al igual que su madre. – dijo frió alejándose bruscamente. En ese momento, por primera vez desde que la tenían ahí, sintió más necesidad de llorar. Justin, ¿Por qué? ahora se daba cuenta de todo lo que hizo por ella.
Se empezó a pasear de un lado a otro, mientras prendía un cigarrillo. Eso solo le recordaba mas a Justin

-bueno, ¿no dirás nada? - ___ suspiró. El se acercó a ella, y puso su mano en el muslo descubierto de ___ - ¿sabes…? me recuerdas mucho a… - lo interrumpió el sonido de la puerta. ___ lo veía, y no lo creía. ¿Enserio? ¿La salvaría? ¿Justin? ¿Qué pasará ahora? sin duda, algo bueno no. 


-Justin – murmuró, sin aún poder creerlo. 

-pero miren quien llegó… - dijo sonriendo sínicamente, volteándose, para encontrarse con la mirada llena de furia de Justin. 

-déjala… - dijo apretando los puños. Aunque sabía que por muchas amenazas o cosas que le dijera a Jeremy, él no haría nada. Tenía que actuar rápido. 

-así que… era cierto, de verdad todo este tiempo te estuviste revolcando con esta puta, ¿no? – Esa sonrisa sínica se borró de su rostro – eres un maldito traidor, un cobarde. 

En solo un abrir y cerrar de ojos, Jeremy ya se encontraba en el suelo, con un golpe en la boca, y un poco de sangre que salía de esta. Esto era una especie de sueño extraño para ___, sentía que en algún momento alguien la despertaría, pero no. Todo pasaba tan rápido… no sabía que pensar ni decir, estaba sin palabras, ni si quiera sabía lo que sentía en ese momento. ¿Felicidad? ¿Tristeza? estaba ralamente confundida. 

Ya se encontraba en los brazos de Justin, quien la abrazaba como para nunca soltarla. Su error era que seguían ahí, sin decir ni una sola palabra. Después de arrepentirían de no escapar al instante, cada segundo la cosa empeoraría mas. 

-¿estás bien? – murmuró el su odiado, cosa que solo ella escuchara, aunque ya ninguno recordaba a aquel hombre tirado en el piso, que aún estaba consciente. 

-si… - dijo apenas audible, había tantas voces en su cabeza, no sabía a cual escuchar. Ambos se separaron de inmediato, al sentir cerrarse la puerta de golpe. Jeremy le apuntaba a ambos con un arma, tenía un poco de sangre en el labio, y si antes estaba furioso… ahora estaba peor. Ni Justin ni ___ hacían movimientos bruscos. Por primera vez en la vida, Justin sintió que ya había perdido el juego y ya no le quedaba escapatoria. 

___, Justin, y Jeremy. Era un hecho que por lo menos alguno de ellos, no sobreviviría. 



3 comentarios:

  1. hola soy yanina estoy leyendo tu nove ase tiempo me encanta no podia aser comentario por ke no se okupar el blogger pero ahora si unpoco jisasiajisaj ME ENCANTA TU NOVELA SIGELA PRONTO y kero pedirte un fabor si me puedes ayuyar a entender mi blog porfaaaa XD responde porfa

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